Ser idóneo, “adecuado y apropiado para algo.”
A partir de la puesta en marcha de la Ley General del Servicio Profesional Docente, en la que se señala que la evaluación es obligatoria y que se realizará por lo menos cada cuatro años, con la finalidad de contribuir al fortalecimiento de las prácticas de enseñanza considerando que los resultados aportarán información (en el mejor de los casos) que retroalimente a los propios maestros e incluso y con ello favorezca su quehacer profesional ponderando el grado de idoneidad, como si la evaluación por defecto manifestara el sentido de las prácticas docentes, de acuerdo al INEE la evaluación debe ser entendida por los docentes, como una posibilidad para crecer y mejorar.
La Real Academia Española define el concepto idóneo como un adjetivo en el que se hace de manifiesto lo “adecuado y apropiado para algo.” En este sentido la palabra alude a un grado de interpretación, el cual denota subjetividad sobre la posible razón o apariencia, (imagen) de lo que se dice ser idóneo; es decir la percepción de lo abstracto no puede medir el grado de idoneidad de una persona.
El término idóneo no admite grados en el sentido de que alguien es más idóneo que otro; para el INEE se establecen tres tipos de docentes (A), (B) y (C) así como los no idóneos; en este sentido de acuerdo con los resultados emitidos hacen de manifiesto diversas interpretaciones: el docente es idóneo para todo, el docente (A) es más idóneo que el (B), que aspectos pedagógicos diferencian al profesor (A) del (C) y el docente que no es idóneo de acuerdo con los resultados, acaso no es idóneo para ninguna actividad de orden pedagógico llama la atención que ante la intención de ser perfectible en la dimensión de lo imaginado, surge la complejidad en la veracidad de la realidad de acuerdo con el contexto.
Ser idóneo de cierta forma valida una estrategia política, una noción que esgrime a la evaluación mediante un instrumento de aspectos abstractos mediadores de la eficiencia y efectividad de un sistema educativo y no del contexto, si bien la evaluación docente es utilizada como justificadora de la toma de decisiones, al igual se concibe como una herramienta de control y fiscalización sobre la formación que brinda el estado para la formación inicial y continua de docentes; sin embargo, debe quedar claro que la información emitida en las evaluaciones no puede reducirse a considerar que es un diagnóstico de la efectividad de un sistema educativo, ni al señalamiento de idoneidad de un docente sin considerar las características del entorno educativo y el contexto en el que se sitúa.