Acciones simples, ideas complejas.

La planeación es un marco de referencia que permite validar el sentido de la práctica educativa, a partir de los diferentes programas de estudio, los supuestos metodológicos y las acciones educativas que se realizan y reconocen la articulación con el contexto; si bien la capacidad de planificar denota la evidencia docente a partir de una acción intencional, esta no garantiza el cumplimiento de un propósito, ni mucho menos el desarrollo de una competencia. La planeación propicia la posible articulación con la práctica docente donde el saber se convierte en el saber cómo, y el hacer constituye la posible transformación del entorno educativo considerando la práctica como un acto limitado a lo inmediato o bien como una propuesta establecida por la congruencia de los programas de estudio y necesidades del contexto.

En la sexta sesión ordinaria de los consejos técnicos escolares se manifiesta como propósito que, “los colectivos docentes reflexionen en torno de las actividades que llevan a cabo en los salones de clase y en la escuela; así como, en los resultados que obtienen con miras a mejorar los aprendizajes de los alumnos y la organización del plantel” (SEP, 2015), con la intención de llevar a cabo la evaluación interna en las escuelas y con ello se asuma la responsabilidad en los procesos de análisis y reflexión sobre su práctica educativa, evidenciando el deber ser como la serie de acciones realizadas para reducir el bajo desempeño, la poca participación y el ausentismo, considerando como marco de referencia los resultados de la planeación o los significados, saberes, creencias, valores y prefiguraciones bondadosas de la práctica educativa.

Es fácil es dar seguimiento a lo planeado, como realizar una práctica docente sin planear, sobre todo cuando no se identifica el propósito y ni los alcances de la misma, no es posible generar actividades concretas de la pedagogía sin el conocimiento metodológico de los procesos de aprendizaje, ni la identificación de las características del entorno. Si la práctica educativa no se dimensiona desde la argumentación teórica, no es posible establecer un análisis o reflexión de la misma.

La práctica educativa es un constructo teórico, es una serie de acciones reflexivas articuladas e intencionadamente formativas que permite la posibilidad de transformar el contexto, y dar sentido al proceso individual de la formación continua docente, donde la práctica educativa se convierte en una estructura significativa que se desarrolla y se crea, no sólo en el conjunto de acciones educativas, sino en la interrelación de sus constitutivos cuya interrelación se caracteriza por la incidencia de situaciones contextuales en sistema organizado.

Sin duda la intencionalidad de la práctica se encuentra reflejada en la limitación misma del actuar docente o en la complejidad de la acción educativa.

Referencias

Kant, I. (2005). Crítica de la razón pura. Porrua .

Scôn, D. (1992). La formación de profesionales reflexivos. Barcelona: Paidos.

SEP. (26 de Marzo de 2015). Secretaría de Educación Pública . Obtenido de Subsecretaría de Educación Pública : http://basica.sep.gob.mx/cte2013.html