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A propósito de consejos, sedentarismo en el más elocuente de los sentidos.

La dinámica de las escuelas suele ser interesante al identificar cuáles son los aspectos que dan sentido a una institución, sobre todo cuando la llamada lógica de una escuela no sólo es de servicio a la sociedad y se pretende configurar en un mecanismo de funcionamiento con reglas o normas que suelen ser poco flexibles y amoldables; las diferentes condiciones en las que se encuentra la escuela dan pauta a un posible ejercicio democrático o bien a un letargo de acciones y actividades que lejos de favorecer a los objetivos que se pretenden alcanzar, distorsionan el sentido de la dinámica escolar.

La demanda de actividades planteadas en diversos programas permanentes y complementarios, la integración de comisiones en los consejos escolares de participación social con sus respectivos comités (convivencia escolar, biblioteca, escuela segura, activación física, lectura, etc.) en los que se desarrollan, rutas, propuestas, planes, estrategias, acciones, actividades entre otros aspectos transforman la intención pedagógica del docente y lo convierten en un sujeto operativo, ejecutor, pragmático, preocupado por el cumplimiento del informe de aquello que no planeó, realizó o idealizó; en este sentido el hacer docente se diversifica como un agente reproductor de lo que se requiere, las acciones realizadas validan el ideal y no el fin, limitándose a proyectos establecidos de acuerdo a la política educativa, considerado plantear propuestas innovadoras bajo el cumplimiento de las demandas sociales, los ejercicios y estrategias establecidas difieren de la realidad y se limitan a situaciones progresistas visionarias encauzadas a una supuesta mejora social, considerando la dinámica escolar el principal revulsivo; por lo tanto el trabajo docente se desvanece en el más simplista de los actos, cómo si el hacer o ser partícipe de lo que demanda la administración configura la máxima idea de los satisfactores pedagógicos, cómo si la pasividad en la construcción de lo que requiere la escuela propiciará un letargo de creatividad, donde el docente se constituye en un actor circense cambiando de lugar, fecha, acto y carpa, colaborando en el hoy, que se convierte en el qué hay que hacer, cuestionando por qué hoy y no mañana, en un juego de palabras o de ideas, de actos y secuencias, donde el actuar del sujeto es relativo a lo determinado, sin posibilidad de cuestionar o ser cuestionado, propiciando actos reproductores poco pedagógicos a tal grado de que la lógica de la docencia no se visualiza desde lo lógico, sino como un posicionamiento estático, en donde las fuerzas son un equilibrio que condiciona la dinámica de una institución.

Al fin y acabo sedentarismo en el más elocuente de los sentidos.


Voces Normalistas

 
La transformación del contexto educativo
 
"Los educandos en la actualidad son supeditados a los medios de información y comunicación, se comportan como  un  simple espectador, sometidos al medio de  dominación de masas."
 

Educación Futura

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