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De la imaginación, a la formación inicial de docentes

  • Jesús Andriano
  • 30 ene 2015
  • 2 Min. de lectura

La educabilidad nos diferencia de los animales, se fundamenta en factores psico-biológicos; si suprimiéramos ese carácter intencional de la educación, nadie pudiera enseñar sin postular que el otro que está frente a él es educable como lo establece Meirieu; en este sentido la educabilidad se plantea como un proceso continuo y cíclico, estricto de la formación docente; la educación implica un recorrido teórico y práctico como un esfuerzo donde se concentran las llamadas habilidades que permiten la concepción de una práctica educativa mediante la experiencia y la argumentación de la formación escolarizada.


La formación inicial es símbolo de transformación, en una tarea compleja con la intención de ser perfectible en la dimensión de lo imaginado y con la veracidad de una posible realidad. El docente novel configura su ideal bajo el estereotipo donde emergen las experiencias trazadas de su vida académica, así como la proyección de su potencial en el plano académico, el primer acercamiento con la realidad educativa es la observación, considerado un momento de aprendizaje a partir de la cognición y la utilización de algunas herramientas que validan lo situacional de un contexto diferenciado, donde la tensión de la docencia establece un descubrimiento sobre la pertinencia de una concepción docente.

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Si bien la observación es una herramienta fundamental, no se consolida sin un propósito, sin una intención, sin el referente que valida o inválida la pertinencia de la teoría y la práctica, dentro de esa trama de ideas y saberes, la observación rompe el estereotipo de lo imaginado y propicia una referencia que favorece el desarrollo del aprendizaje en un ambiente socializador de un contexto educativo.


La observación es un primer paso del método científico y se considera un requisito en el proceso de práctica profesional o inmersión de la práctica, posibilitando dar pauta a la explicación de los hechos, acciones o características de un entorno educativo. Independientemente del sentido que tenga, no podemos abandonar la intencionalidad de la acción, observar implica preguntarnos ¿Qué es la observación? ¿Para qué de la observación? ¿Qué intencionalidad se plantea al observar? ¿De qué manera favorece la observación en la formación inicial? En este sentido la tarea de observar se legitima, se concibe como un proceso didáctico, cuestionando en todo momento las circunstancias que le permiten confrontar lo imaginado con lo vivido, lo preestablecido con la realidad, el cuestionamiento con el acontecimiento, la intención de la educación con el momento didáctico de la praxis.


Será que la imaginación va más allá de la formación, será que la formación se limita a lo establecido.

Referencias

Contreras José, P. d. (2010). Investigar la experiencia educativa. Madrid: Morata.

Meirieu, P. (2004). En la escuela hoy. Barcelona, España.: Octaedro.

OCDE. (2010). Acuerdo de cooperación México-OCDE para mejorar la calidad de la educación de las escuelas mexicanas. D.F, México: OCDE.

Sañudo, L. (2012). El papel de las redes profesionales de investigación en un mundo globalizado. Revista Iberoamericano sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 137-143.


 
 
 

Voces Normalistas

 
La transformación del contexto educativo
 
"Los educandos en la actualidad son supeditados a los medios de información y comunicación, se comportan como  un  simple espectador, sometidos al medio de  dominación de masas."
 

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