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La docencia: principal función sustantiva en las Escuelas Normales

Rita Yañez Garnica

Jesús Andriano

Las Escuelas Normales cobran relevancia por apuntalar la formación de docentes para ejercer el servicio en educación básica y la oportunidad que atesora el seguimiento de egresados en servicio, lo que permite diversificar la oferta en la formación docente y continua, para mejorar los perfiles de egreso y desempeño respectivamente.


El aspecto a focalizar son las funciones sustantivas, donde la docencia es la prioridad de la convivencia y manifestación de aprendizajes mediante competencias entre docentes y alumnos, la docencia es permisiva en las consecuencias que evidencian la calidad, las debilidades del conocimiento disciplinario, competencias didácticas de los docentes, y una clasificación diversa del tipo de plaza, que deja desamparada a las instituciones por tener más personal de horas clase que de tiempo completo.

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Ante la falta un seguimiento y sistematización del desarrollo profesional en las Escuelas Normales, y por ende la unión de la docencia con la investigación y difusión, causada esta última por la carente producción y difusión de la cultura académica, consideramos que encontrarnos con el principio de indagación de la práctica docente, puede generar mecanismos para reflexionar sobre la propia práctica, a partir de un proceso que conlleve a investigar y explicar el hacer del docente, compartiendo y socializando experiencias que permitan dar cuenta de las realidades educativas, de las problemáticas del aula y del conocimiento y de las transformaciones necesarias que a su vez permitan la toma de decisiones por parte de autoridades educativas.


Reconocemos que el docente no existe sin la docencia y viceversa, es un binomio de carácter social que se emprende principalmente a partir de la cátedra. La docencia en las escuelas normales se expresa (Folllari, 1998, p. 82), en una especie de doble identidad: una relevante al papel de la docencia, otra al contenido disciplinar del caso. El privilegio de la docencia que se coloca en el lugar adecuado con la profesión y responsabilidad social de la difusión del conocimiento, presenta sus debilidades por la insistente transmisión de conocimientos y no por la generación de los mismos, a partir de la reflexión de la propia práctica anteponiendo la sistematización de categorías de análisis de la práctica docente que provoquen en extenso la búsqueda de un campo disciplinario, técnicas o la creación de una metodología que argumente las condiciones multidisciplinarias como mecanismo de realimentación.

Llevar a la docencia como ejercicio obliga a un constante re-aprendizaje, a profesionalizar la docencia, evaluar y transformar la propia práctica. El ejercicio de la docencia requiere actualmente de pensamiento divergente, actitud propositiva, generación de conocimientos, trabajo colaborativo, trabajo en redes, sistematización y evidencias de los mecanismos establecidos para el reconocimiento, interpretación y utilización de los datos que aporta el contexto; aún variados son los ejes de acción que transforma la visión e interpretación del mundo por parte del docente, para la construcción de nuevas condiciones conceptuales y procedimentales para explicar que relaciones se establecen con el entorno, sin soslayar la necesidad de atender el uso de las tecnologías de la información y comunicación TIC. Por otro lado podemos dar cuenta de la distancia profesional que existe entre la docencia del magisterio como nivel superior y la docencia a nivel superior, (universitarios, politécnicos y tecnológicos), sobre todo cuando algunos autores manifiestan una subestimación a la docencia de formadores de docentes, que carecen de aptitudes intelectuales generales y específicas, dada por las propias condiciones de su formación inicial.


La docencia más allá de desarrollar una clase, de guardar la disciplina y revisar tareas, implica el conjunto de actos que se generan en el aula para intervenir en la atención de problemáticas; la acción de la docencia repercute en las formas de pensar, de gestionar, y de inmiscuirse en los intereses de los particulares por los contenidos disciplinares, el desarrollo propio del ejercicio de aprendizaje que se vuelve un reto cognitivo entre docente y alumnos.

La docencia en las escuelas normales todavía está vinculada al conocimiento como “un proceso que acumula las verdades parciales que la humanidad establece en las distintas etapas de su desarrollo histórico… las adopta como punto de partida para un nuevo desarrollo.” (Adam Schaff, 1995, p. 113-114). Es una realidad que el docente normalista no asimila como realidad cotidiana el proceso de contextualización, puesto que es un concepto que paulatinamente se ha incorporado al lenguaje, pero poco a la práctica docente, generando una visión limitada que conlleva a enfrentar los retos de modo paulatino en las reformas curriculares, porque el docente no se observa ni vive dentro del contexto laboral, profesional, socio-político y cultural para incidir en la transformación de la comunidad donde labora.

La docencia requiere de desarrollo, con una actitud y conocimiento multidisciplinario, que dé cuenta de los puntos de vista de las nacientes particularidades de la enseñanza y del aprendizaje a nivel superior mencionando que “… el conocimiento equivale a una actividad.” (Schaff, 1995, p.96). No solo el carácter teórico define las circunstancias de la realidad educativa, se requiere objetividad en la puesta real, en la identificación de problemáticas educativas, que sumen a la docencia y su conocimiento en una realidad para poner en contacto directo al docente y al futuro profesional en la categorización de problemáticas y las posibles soluciones, algunas alternativas que orientan el proceso puede identificarse en la formación disciplinar del sujeto, en las convergencias multidisciplinares de la formación, la revisión y transformación de la propia práctica, para inscribirse en nuevos procedimientos y tratamientos de la información derivada de la focalización de núcleos de atención que se conforman en el contexto.


Adam Schaff, (p.92-93), menciona como característica que “el hombre, de una manera que lo diferencia cualitativamente del resto del mundo animal, es un ser apto para el proceso de aculturación y es el producto de la evolución de la naturaleza del desarrollo de la sociedad.” Ante esta expresión, se atiende perfectamente a una práctica ancestral del docente considerando que el futuro profesional se crea en el aula, en el encierro de libros, en la creación de una identidad profesional y de la resolución de problemáticas reales traídas al aula; si podemos apreciar la evolución de la sociedad y sus verdaderas problemáticas, entonces es necesario desenfrascar al futuro docente del aula y generar las condiciones de acercamiento, convivencia y solución de cuestiones equivocas que se generan alrededor y dentro de los centros escolares, asimismo las escuelas normales retoman planteamientos más reales y menos imaginarios de la docencia, dejar de sentirse el docente creador de la realidad, cuando la realidad es una enseñanza que lo crea a él.


La docencia no puede seguir desarrollándose en las condiciones antiguas del saber y la contemplación, o una formación derivada de la experiencia situacional que lo hace estar ahí, o del extremo teórico que separa las condiciones reales, sino de la amplia perspectiva del contexto, de las relaciones de globalización, de la diversidad, de la cultura y de los medios. La docencia está íntimamente relacionada con la profesionalización, en el entendido que la forma en que la docencia se ejerce responsablemente (considerando como relevante la investigación, difusión de la cultura académica), situando a la profesión en un status social, “La profesionalización aborda los problemas que afectan el ejercicio docente mediante una diversidad de perspectivas teóricas vinculadas al campo de lo pedagógico.” (Bellido, 1999, p. 16). En este sentido la responsabilidad es todavía más amplia, particularmente en las escuelas normales, el ejercicio de las funciones sustantivas debe generar que se revisen las generalidades del campo de trabajo fundamentalmente requerido por parte de la sociedad, pero al interior de la escuela, la profesionalización debe abrir el campo para resolver sus propias problemáticas de actualización y formación disciplinaria.


Referencias


Ball y Forzani (2007)

Bazdresch P. Miguel. 2006

Bellido, C. María Esmeralda. 1999

Cochram-Smith, Marilyn. 2003

SEP.DGESPE. 2010

Folllari, Roberto. 1998

Promep. 2010

Schaff, Adam. 1995

Sañudo, Lya. 2006


Voces Normalistas

 
La transformación del contexto educativo
 
"Los educandos en la actualidad son supeditados a los medios de información y comunicación, se comportan como  un  simple espectador, sometidos al medio de  dominación de masas."
 

Educación Futura

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