¿Desde dónde?, la evaluación.

Rita Yañez

Jesús Andriano

Abordar el concepto de evaluación, lleva implícito los procesos y resultados, ante los cambios obligados del modelo de profesor, tendremos que recurrir a las concepciones de docencia que la han creado, las implicaciones en los roles de los diferentes actores y atender con precisión los perfiles del proceso de formación, enseñanza y aprendizaje que se generan por los propios modelos y tipos de hombres que se forman para el futuro.

Las relaciones dialécticas de la teoría y la práctica, de la docencia y la investigación, ahora se determinan por las evidencias comparadas con una secuencia de acciones configuradas por técnicas de investigación que se conforman para expresar en una metodología de trabajo los resultados, alcances e impactos que reaccionan para determinar el desarrollo de un programa educativo.

El tema transversal de la teoría y la práctica, es una estrategia metodológica empleada constantemente (Zabala, 2005), para enriquecer las experiencias en los estilos de aprendizaje, demandando al profesor abandonar la centralidad de la enseñanza, el programa, la disciplina y el pasado; para atender a las necesidades del estudiante conjugando una información integral y multidisciplinaria que motive a los alumnos a nuevos temas de interés.

Esta nueva lógica educativa está inscrita en que CIEES, busca el marco de un modelo institucional que identifica a cada IES, a partir de un sistema de cualificación y cuantificación requisitado por indicadores verificables, lo que conlleva a utilizar por parte del organismo técnicas de análisis documental, entrevistas, observaciones, comparadas con las evidencias físicas que denotan resultados cuantitativos y de impacto. Es entonces cuando los logros en el aprendizaje de los docentes en formación tienen un comparativo en las acciones académicas y las funciones sustantivas, eje de toda IES, donde no solo se atienda las los aprendizajes esperados por el plan de estudios, se desarrollen las competencias, se vincule con las necesidades sociales, las características del entorno y la transformación del contexto, nos obliga a globalizar un práctica educativa en función de una coordinación institucional académica y administrativa, en el entendido que una función abona procesos y productos a otra función, por lo que la centralización pierde sentido y la formación docente no puede prescribir al tiempo ni a las formas, en un ámbito de competitividad académica, la renovación es el eje bajo una perspectiva global.

En referencia a los factores de evaluación de la práctica docente acordes a las condiciones del plan de estudios 1999 de la Licenciatura en Educación Preescolar, que requisitan los docentes en formación, preferentemente de manera individual; se identifican cinco rubros de los cuales se agrupan en Dominio de los elementos fundamentales, planificación de la intervención docente, desarrollo de la clase, comunicación, estrategias pedagógicas, principios profesionales docentes, y reflexión de la práctica. En este sentido Álvaro Marchesi (2007) señala tres esferas que se deben contemplar para la formación de profesionales del siglo XXI: la de las competencias profesionales, la de las emociones, y la de la responsabilidad ética y social, y pese a los esfuerzos institucionales por sistematizar una práctica docente, no se observa incluido en los rubros la formación profesional y la práctica docente, atendiendo a las exigencias de la sociedad del conocimiento, no como acumulación de saberes, sino la renovación del sentido docente.

Referencias

CIEES. (2012) Informe de evaluación de la Licenciatura en Educación Preescolar.

Coronado, M. (2009) Competencias docentes. Buenos Aires: Noveduc

Marchesi, A. (2008) Sobre las competencias docentes.

Marchesi, A. (2008) Sobre el bienestar de los docentes. Madrid: Alianza

Schutz, A. (2008) El problema de la realidad social. Buenos Aires: Amorrortu.

Zabala (2005) La práctica educativa.